
Lo que hoy conforma los sentidos y el cerebro humano, origen de nuestro conocimiento, tardó siglos en evolucionar de átomos a moléculas, que se acomodaron en ADN para luego desarrollar la mente humana, capaz de procesar ideas abstractas y la complejidad cotidiana.
La tecnología de nuestros días esta siguiendo la misma evolución que tuvo el conocimiento humano, y las máquinas de hoy se desarrollan del mismo modo en que la química pasó a la biología, y ésta dio lugar a la neurología, hasta manejar la complejidad de ideas, historias y conocimiento en general que forma la cultura del Homo sapiens.
Hoy la cantidad de microprocesadores conectados a Internet está por alcanzar a la cantidad de neuronas conectadas que tiene un cerebro humano, y toda Internet es como el cerebro de un recién nacido al que en los próximos años veremos crecer y comenzar a producir efectos generados por las primeras ideas.
¿Pero por qué todo esto es relevante si ésta no es una revista científica sino una revista de negocios? Porque este cambio tecnológico será el eje sobre el cual morirán muchos negocios y generará oportunidades de crecimiento muy rápidas para una generación de compañías que hoy todavía no existen y que serán los Google, Facebook, Twitter del mundo o los Mercado Libre, Despegar, Globant, Buscapé, OLX, de los próximos años.
Es especialmente relevante que inversores ángeles se sumen a las empresas que capturen las oportunidades que la tecnología genera, pudiendo invertir en áreas que la industria de venture capital describe como calientes como: Big Data, procesamiento del lenguaje natural, análisis semántico, mobile , crowdsourcing, crowdfunding, personalización, discovery marketing, geolocalización, social commerce, reach e-commerce, social behavior, social-mobile-LOCAL.
Cualquiera de las palabras complicadas usadas para describir estas nuevas tecnologías debe tener una cosa en común: mejorar la vida de los clientes de una nueva manera a través de la tecnología.
Si se reflexiona sobre los cambios de los últimos 18 años, cuando Internet era una palabra desconocida y tratábamos de imaginar cómo sería vivir hoy, vemos que estamos muy lejos de los skates voladores de Volver al futuro, pero sin duda hacemos cosas con nuestros celulares que eran inimaginables en aquel momento.
Si tratamos de hacer el mismo esfuerzo hoy de proyectar el futuro, probablemente fallemos de la misma manera, pero es seguro que las empresas que logren ser parte de esas soluciones serán grandes compañías y quienes inviertan en ellas tendrán retornos increíbles.
Hoy ya no nos asombra saber que una computadora le puede ganar a una persona jugando al ajedrez, y cambiar nuestra percepción sobre el juego.
Cuando la tecnología aplicada a determinar diagnósticos médicos en base a responder simples preguntas o análisis permitirían tener un Dr. House capaz de evaluar casos complejos de una manera más eficiente que cualquier especialista, el conocimiento de un médico tal vez sufra el mismo cambio de percepción. Quienes hayan desarrollado esa empresa y sus inversores habrán generado y capturado un inmenso valor.
Esto, que puede sonar a ciencia ficción, algo que podría pasar en un futuro muy lejano, está siendo protagonizado por empresas en las que invertimos hoy en la Argentina, como Shopperception, que utilizando las cámaras de los equipos Xbox Kinetic de detección de movimiento, desarrolló un sistema para monitorear el comportamiento del consumidor frente a las góndolas de supermercados. Ya lo instalaron en varios hipermercados y están exportando la tecnología a Norteamérica y Asia. O The Social Radio que desarrolló una aplicación para teléfonos móviles que permite escuchar el timeline de Twitter de una persona en lugar de leerlo: ideal para hacerlo mientras se maneja o corre. Una verdadera experiencia de radio personalizada.
Las oportunidades están disponibles ya. Sólo hay que asumir el riesgo de ser parte del cambio … o asumir el riesgo de que los cambios de tecnología decidan por nosotros.