
No existe una fórmula infalible a la hora de emprender. Todo proceso de creación de un producto, servicio o empresa puede llegar a ser tan personal como una obra de arte.
Sin embargo, al igual que ocurre en el universo del arte, existen posturas, ejercicios intelectuales y técnicas que funcionan como puentes que permiten que el artista plasme sobre el lienzo su obra.
Lo sé porque soy, ante todo, un emprendedor, y también porque tengo en la pintura uno de mis pasatiempos favoritos. Así, es inevitable para mí encontrar todo el tiempo paralelismos entre las dos actividades.
Leyendo varios artículos y escuchando a algunos conferencistas que se refieren a la inversión como la piedra filosofal de la validación de un equipo emprendedor, pienso que es correcto como inversor decir que eso no es así.
El financiamiento de un startup no es un camino de una sola vía. Las situaciones varían y los momentos para buscar financiación son diferentes en cada empresa, en cada caso.
Sin embargo, en mi experiencia, en una fase inicial, siempre es mejor que el equipo emprendedor use sus propios recursos, durante el mayor tiempo posible.
En la primera fase, los fundadores se conocerán, ponen a prueba su motivación y se llevan varias lecciones.
Lo que en el mundo startup conocemos como bootstrapping es la optimización al máximo de los recursos financieros y de talento con que cuenta el equipo emprendedor.
El bootstrapping es el poder de ejecución efectiva de la empresa, es la capacidad de llevar adelante su plan de negocios, obtenga o no capital externo.
Existen varias empresas muy exitosas que son ejemplo de este ejercicio de maximización de recursos, tales como Github, Qualtrics, Woothemes o Tableau, y en la Argentina compañías como Digital Ventures, 123Seguros y RedInnova, por mencionar solo algunos ejemplos.
El poder de gestión de los equipos emprendedores habla por sí solo y son tan exitosos que parte de su trabajo ha sido desestimar ofertas de inversionistas deseosos de formar parte de la empresa. Las ventajas de mantenerse en modo bootstrapping son varias:
- El equipo emprendedor se obliga a mantener una política de austeridad.
- El startup será más creativo que aquellos que cuentan con un cómodo colchón de fondeo. Mucho dinero antes de tiempo puede matar la sed de crecimiento y la dosis de agresividad necesaria para competir.
- Los pies sobre la tierra. Para muchos startups, levantar una ronda de financiación es un día de celebración. Es estimulante saber que alguien cree lo suficiente en una idea propia y apueste dinero en ella. Sin embargo, ello no significa que una startup es una gran empresa o que los inversionistas detrás de la compañía estén en camino al estrellato de la tecnología.
De todos modos, hay que saber llevar el timing de la búsqueda de recursos. Desestimar la búsqueda de inversión de riesgo y posponer el crecimiento (escalabilidad) porque simplemente la idea de otros socios causa urticaria, es no pensar en grande.
Sin dudas, el tiempo de buscar fondos llega cuando el producto ha logrado instalarse y gana fuerza significativa en el mercado.
Ese es el momento en que el capital marcará una gran diferencia para adquirir los recursos y realizar las inversiones necesarias para ir más rápidamente.
La mejor inversión es en empresas de las que el inversor sabe que no van a necesitar el capital, en las que el propio startup sabe para qué va a levantar el dinero. Y sabe aterrizar las acciones y elementos que requiere para crecer en las métricas importantes y lograr utilizar el dinero para acelerar el crecimiento al cual ya estaba destinado.